Diógenes Kronstadiano es un músico y escritor de 49 años que tiene la capacidad de ahondar en la huella de sus propias creaciones, desde donde extrae todo tipo de críticas y pensamientos que se van petrificando en las letras de sus àlbunes o prosas de sus libros, ejercitando así la duda y la reflexión, todos tendientes a reestablecer los hilos de continuidad con las generaciones guerreras pasadas y proyectar a la humanidad a lo que habría que hacer ahora mismo en relación a que no la exterminen; modifiquen ni chipeen. Sus textos cumplen una misión específica: Alertar a la humanidad sobre los planes de la élite de resetear a nuestra especie y la propuesta del plan para evitarlo.
Y esto es porque no está en el plano ordinario de la auto referencia, que es generalmente desde donde se auto perciben los ombligos destacados del mundo, sino, que empecinado en ganarle a los malditos a toda costa; no cesa en la producción de sus actividades artísticas políticas. Hechos y obras combativas al servicio de la activación humana que no agotan munición nunca, es como una acción constante de pericia y análisis que cotidianamente se encuentra coordinando las tareas que se deberían seguir si lo que realmente se desea es vencer a los tiranos.
La característica de Kronstadiano radica en su facilidad para autocriticarse y cambiar rápidamente de posición. Al contrario de los necios no busca ganar una discusión sino encontrar la verdad, por lo que nueva información atraerá irremediablemente nuevos posicionamientos de toda índole. Esto resulta eficaz y económico a la hora de no malgastar el tiempo. Y la clave reside en el dominio que ejerce sobre su ego, que es lo que suele limitar o pervertir el talante de los sobresalientes. Al estar en concentración permanente y saber que lo importante es no fanatizarse por nada para no sugestionar las percepciones, sus intervenciones nunca pierden la certeza de estar naufragando en la peor crisis de dirección humana que haya pasado en la historia, por lo cual también no es extraño que aborde las posibilidades desde distintas visiones, ya que no cree poder asegurar un absoluto más que el plan anti humano del enemigo y la necesidad de eliminarlos que de ello se desprende.
Su principal virtud es la humildad política en el sentido pragmático del reconocimiento del desconocimiento. Es decir, el cabal entendimiento de que todos fuimos igual de timados por los mismos tiranos, cuestión que nos hace más hermanos de la resistencia que nunca. Particularidad que recia su conducta y lo dota de una agilidad especial para movilizarse entre todas las contradicciones en las que se va a ver metido todo aquel que quiera pelear con la verdad por acabar con el terrorismo internacional de la élite que controla y aplica el genocidio en el planeta.
Léxico, formulaciones, estilo literario y dudas intelectuales regidas por su ambición de libertad para la civilización; muchas veces escalando hasta las cumbres políticas más vertiginosas, intentando no perder el rumbo, pero sin miedo por lo que vallan a cacarear los incoherentes programados en entretenimientos para no pensar por sus propias cabezas. Efectivamente, no transacciona en sus aspiraciones concernientes a las responsabilidades civiles y políticas por conveniencias extrañas.
Su palabra es hacedora de su compromiso escrito o musicalizado, entrega alineada en pensamiento, emoción y acción.
Diógenes Kronstadiano nació en Buenos Aires en 1975. Estudió en San Justo, en la Escuela Mariano Moreno, donde al final del curso fue elegido El Mejor Compañero. Fue egresado en 1987; en su adolescencia estudió en Liniers, en el colegio Nacional N° 13 Coronel de Marina Tomas Espora, donde también al final del curso fue elegido El Mejor Compañero; y dada la rareza de los galardones consecutivos en instituciones diferentes, distantes y de ciclos completos, ha de exponerse el año de su egreso, que fue en 1992; ya que el tiempo no tardará en atraer a periodistas o curiosos que querrán verificar toda esta inusualidad que trasciende y hace a la personalidad del artista observado.
Termino la secundaria y quería ser diplomático, (a esta altura seguía sin entender ni estar involucrado en la política) pero para esto primero había que ser abogado, por ello se metió a estudiar en el anexo que tenía la facultad de Lomas de Zamora en Adrogué, pero solo metió Introducción al Derecho y no fue más; al respecto confesó que leer esos materiales era aburridisimo y una gigantesca pérdida de tiempo el cual podría aprovechar para su pasión que sigue siendo la música.
Aún tenía 17 años y estaba grabando un disco en vivo con Sartan, la banda extrema la cual se volvería la más representativa del estilo en el under del Metal Extremo argentino, y eso lo acredita que al día de hoy lleva el inédito récord de cuatro reediciones constatadas (hay màs). Al cabo sostiene que se enfermó políticamente y muto de metalero a heavy punk, abrazando así parte de las pudriciones deconstructivas de izquierda, de las que tardaría unos 15 años en regenerarse.
De 1993 al 1997 fue el líder de “Poder Negro”, una pandilla-organización de heavys y punks antifascistas bastante silvestre, de reminiscencias anárquicas que pronto se mesclaría ideológicamente con los comunistas trotskistas. Comando humano que supo perseguir a los skinheads neo nazis que por aquellos mediados de los noventa se expandían en la Argentina.
Según un importante jefe de los extremistas de derecha, luego de la última gran batalla recibida, tardaron unos 10 largos años en reponerse. Ese combate fue en 1996. En ese momento los skinheads neo nazis tenían cada vez más poder; si nadie hacia nada de inmediato se transformarían en la pesadilla y el terror de la juventud que bajo ningún punto de vista aceptaría adherir al fascismo a cara destapada. Sin aquella lucha, en la que orgullosamente cuenta que en las peleas no se usaban armas y casi siempre se respetaban códigos de honor, la historia de nuestra juventud porteña seria otra. Aunque ahora explica que los enemigos anti humanos no son los fascistas que estuvieran dispuestos a aniquilar media humanidad por sus cuestiones de razas e ideas extremas, ya que fundamenta haberse cerciorado que los comunistas y anarquistas (que también estarían dispuestos a asesinar media humanidad para imponer su ideología), en definitiva, son lo mismo: socialistas de derechas o izquierda listos para matarse entre sí, sin importarles las hartas pruebas de que arriba, en las jerarquías superiores, hubo y hay ingenieros sociales especializados que los preparon para eso y que entre ellos en realidad no hay diferencias irreconciliables a la hora de arruinar a los pueblos y exterminar a los humanos. Cuestión determinante por lo que habría que crear un nuevo pensamiento que supere el supremacismo de todas las tendencias políticas, es decir, que impida ver como algo normal el estar empecinado en matar a otros seres humanos solo por pensar diferente. Teniendo como parámetro el regirse bajo la Ley natural que ampararía la justicia para todo el pueblo humano.
Muy probablemente, esta audacia aportativa en su búsqueda de la verdad se deba a que no conforme con las recetas programáticas teóricas políticas existentes, que lo llevo a fluctuar entre las ideas anarquistas y comunistas; pudo preservarse mentalmente ya que no llegó ni a completar dos años en el bolchevismo orgánico; que fue de 1998 al 2000.
Es autor de más de veinte libros que en su mayoría son de lucha política, sin embargo, no faltan escritos exclusivos de prosas y poesías de amor. A lo largo de sus obras, donde confluyen la narración, el ensayo, las letras, la poesía y la crónica, se precipitan todo tipo de datos, informaciones y conjeturaciones aptas para aquellos que no piensan quedarse de brazos cruzados mientras se perpetra la mayor masacre mundial de la historia humana.
A lo que hay que agregarle el “Programa de Desprogramación y el Método de Debate para seres conscientes” que él creo, con el que debería arrastrar a las generaciones venideras para que se conviertan en campeones de la unidad. Y no solo en cuestionadores e investigadores independientes, sino -y elevando la apuesta- en desprogramadores y reprogramadores atalonados en los principios humanos. Claro: Principios Humanos. Para que puedan realizar un programa movilizador que se transforme en el aliciente necesario; en un punto de apoyo para ayudar en el verdadero despertar de la humanidad y lograr su victoria.
Entonces, el Nuevo Orden Mundial Transhumanista, con sus Agendas 2030-2045 guillotinandoce sobre los cuellos humanos, tiene en su fuerza opuesta totalmente consciente del suceso a la obra Kronstadiana: una verdadera guía para la acción.